
Hay un momento en la vida de todo niño en la que el cumpleaños es un acontecimiento. Una fecha esperada para ser “engreido”, recibir regalos y ser el centro de atención.
Un ritual capaz de generar las más imposibles hazañas de parte de los padres para satisfacer cualquier sueño o capricho que el niño pidiece.
Algunas fotografías me traen a la memoria esas ceremonias que cada año mis padres organizaban, primero solo, luego en conjunto con Marisol –mi hermana.
Con el pasar de los años, esa emoción conjunta iría desapareciendo y las expectativas cumpleañeras se irían desvaneciendo.
Este año he decidido celebrar. Recordando con cariño las celebraciones familiares, recordando las ilusiones de niño, que no se han quedado en el olvido y que me doy cuenta siempre se pueden llegar a concretar. Celebro mi cumpleaños, sí!!
Solo me queda dar las gracias por tanto cariño.
Y gracias a mi, jejejejejeej, por creer y seguir adelante.

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