1/28/12

La Terraza, un martes, con un poco de sol y un poco de frío



Estoy aprovechando las mañanas y me tomo con calma el día. Es curioso que el cambiar de ritmo requiera ser hecho en un proceso de tiempo. Ahora en este nuevo espacio estoy tratando de fluir con energía y libertad.
El lugar de la terraza es hermoso para pensar, sentir los rayos del sol caer, a pesar de ser otoño, una sensación que no había experimentado antes y que no experimento en mis inviernos limeños. El sol!!!!!! cuanto necesitamos de él como fuente de energía, cuanto me hecía falta sentarme a sentirlo y contemplar este paisaje que se construye infinitamente.
Estoy tranquilo y emocionado por esta aventura, voy descubriéndome y comprendiéndome. Y aquí en esta contemplación estática descubro que estoy bien, que construyo este camino y me gusta el proceso de aprender. Un proceso que ahora es tan intenso y que desde aquí se expandirá para proporcionarme todo aquello por lo que estoy aquí: descubrir e investigar a donde me puede llevar el arte, el hacerlo, el experimentarlo, el conectarlo, el compartirlo, etc.

Manhattan

Chapter one
He adored New York City.
He idolised it all out of proportion.

1/18/12

Everything in midtown is coincidence



Primer mensaje, primera señal


Desde la ciudad, desde el subterráneo, desde dentro de un tren entre miles y miles de personas. Personas apuradas, conectando trenes y estaciones. Un ritmo de movimiento infinito que me reencuentra con una ciudad que también vive hacia abajo.
Es otoño, esta vez vivo la ciudad desde el frío, y trato de entenderla desde estas rutas subterráneas.
Estoy en el tren 6 aquel que va a lo largo de Lexington Ave, todavía algo confuso sobre los viajes y las conexiones. De pronto en alguna de sus paradas y antes de llegar a Grand Central Station sube una joven al tren y se sienta junto a mi. Me mira fijamente y luego mira su cuaderno, saca de este una pequeña hoja de color amarillo y me dice de manera espontánea "mira este dibujito es igual a ti".
Era un dibujo hecho sobre este papel amarillo y en él había dibujado un hombre joven, con barba, con una tierna mirada y una calmada sonrisa. Sobre la cabeza el joven llevaba un nido y sobre el nido huevos y una paloma -que imagino blanca- con las alas extendidas.
Tuvimos una pequeña conversación donde me dijo que ella hablaba español, porque su madre era española y ella había vivido un tiempo en España. Me preguntó si vivía en la ciudad o estaba de visita y también qué hacía. Le conté que visitaba esta ciudad como lo suelo hacer siempre porque atiendo a su llamado, porque tengo definitivamente una conexión especial con ella, porque voy a ella a encontrarme con ciertos espacios y ciertas experiencias.
Le conté que soy artista y que mi trabajo involucra el construir relaciones a partir de objetos, formas y experiencias.
Todo esto ocurría en un momento, en un espacio de tiempo que pareción infinito. La joven me obsequió el dibujo y a la siguiente parada se fue.
Un encuentro de una estación a otra, un regalo de por medio, tal vez una señal, tal vez casualidad.
Ahora sigo pensando en ese encuentro y sus posibilidades dentro de una ciudad con millones y millones de personas. Alguien estableció una conexión conmigo; quizás es una forma de darme la bienvenida, tal vez es la forma de recibirme y apoyarme dentro de esta experiencia. En fin todavía sigo pensando sobre ello y sobre este hermoso encuentro.
Sobre el dibujo, debo contarles que aún lo conservo y pienso ponerlo en algún lugar en mi casa. Todavía lo miro con atención y pienso en lo que podría significar...