3/5/11

Sé Valiente


parte de la instalación de la muestra "Storytelling: historias desde la casita de la pradera"
almohada con frase "Sé Valiente" y zapatillas "My Dorothy shoes-boy version"

Hace algunos años, para ser más exacto, por el 2006, llegó a mi de casualidad, una serie de TV llamada “Queer as Folk”. Sabía que era un programa sobre cuatro chicos gays, y sus historias de vida. Luego de ver a manera de prueba la primera temporada, compré las siguientes, hasta llegar a la quinta que es donde termina.

Recuerdo como esta serie cambió mi vida, me hizo conciente de lo que significa ser gay, me dio la oportunidad de reconocerme en algún personaje o compartir las historias, construyó un imaginario donde me podía ver representado y donde veía representada a mi comunidad.

A pesar de todo, me parecía impensable que las situaciones que proponían en sus temporadas –como la lucha contra el candidato homófono a la alcaldía, los incidentes de violencia y discriminación a personas de la comunidad LGBT, el bullying, asuntos políticos que involucran a la comunidad gay, etc. – fueran situaciones reales, o en todo caso para mi en ese momento poco probables.

QAF fue un primer acercamiento y una posibilidad para entender la burbuja en la que me había metido, quizás por negación, quizás por protección. Ya mucho más tarde encontraría un grupo con el que participaría en proyectos artísticos de lucha contra la discriminación. Ahí conocí a una gran parte de la comunidad gay en el Perú y su diversidad. Fui conciente de cómo muchos conocían la falta de derechos ciudadanos, de la violencia, el maltrato y la discriminación. También conocí gente con muchas ganas de trabajar en equipo, de ser honestos, de reconocerse en sociedad. Hasta ese entonces había vivido en una burbuja de protección, siendo indiferente incluso a mis propios derechos, a la discriminación que pudiese haber sufrido, porque la hay de muchas maneras.

De esta experiencia de trabajo, nació un proyecto de investigación sobre el bullying o violencia en colegios a chicos/chicas gay, nació el proyecto “Querido Diosito por favor ayúdame a o ser malo”, “Sólo quiero ser un buen chico” y “Storytelling”. Todos reflexiones sobre la identidad , la tolerancia, el miedo, el sentimiento de culpa y la construcción de un imaginario propio a todos estos chicos/chicas que se sintiesen diferentes.

Del inicio de esta conciencia ya han pasado cinco años, y he visto como ha ido cambiando esa conciencia en varios de los espacios sociales y urbanos que comparto. Pero eso no quiere decir que todo aquello por lo que mucha gente ha trabajado haya quedado fuera de vista. Eso tampoco quiere decir que hoy en día, no exista en nuestro país, la homofobia disfrazada de “pedido de respeto y de uso de las buenas costumbres”.

Lo que ha terminado de colmar mi paciencia, ha sido todo este tema sobre este periodista que expresó una opinión de absoluta violencia en contra de las personas homosexuales. Es interesante, aunque fuerte, intenso y difícil, leer los comentarios sobre este tema, sobre todos aquellos que con una evidente intención de ninguneo quieren hacer de este tema algo poco importante: una novela creada por gente que tiene ganas de hacer de victima.

No creo que reclamar igualdad en una sociedad en donde existen tantas diferencias y problemas justamente por estas diferencias sea algo para tomar a la ligera. Y eso es lo más peligroso de este juego de “respetos”, de “pecado más no escándalo”. Ser un líder de opinión, utilizar los medios de comunicación y fomentar conductas de violencia hacia otras personas es peligroso y según nuestros códigos de ley sancionado por ser un delito.

Muchos de los que están en contra o a los que simplemente no les interesa un tema como este (y claro porque sus derechos no están en juego) dicen que este escándalo o reclamo de parte del grupo ofendido –LGBT- responde a una forma de victimización y falta de respeto a lo que la mayoría heterosexual manda.

Pero creo que estas acciones de reclamo y concientización van más allá de los comentarios de este periodista. Estas acciones hacen evidente una triste realidad que todavía esta enraizada en nuestra cultura, la evidencia de que el “otro” ese diferente a mi, no importa, no existe y por lo tanto debe seguir aceptando su rol de invisibilidad. Cuando un grupo de supuesta minoría expresa su disconformidad, aquellos que cumplen su rol de “macho dominante” o aquellos que defienden el supuesto orden y moral de nuestra sociedad salen aterrorizados a luchar por nuestras buenas costumbres, por el orden público. Hasta que llegamos a declaraciones como las de este periodista, avalando y sembrado la semilla de la violencia; una violencia que ya existe pero que con el poder que otorga un medio de comunicación fomenta, incita al rechazo, a la violencia. Una violencia física o verbal que día a día comparten chicos/chicas en colegios – tristemente avalados por profesores-, personas trans en la calle, incluso hemos visto como políticos aplican calificativos a manera de burla o insulto a aquellos políticos que trabajan por los derechos de los homosexuales.

Si es que la realidad supera a la ficción, por desgracia, los acontecimientos de las últimas semanas no han sido una simple representación de un show de televisión. Policías que violentaron a un colectivo, el periodista que promueve y justifica la violencia y por último las terribles pintas hechas en la fachada de la casa del actual presidente del Movimiento Homosexual de Lima. Además de los miles de comentarios que justifican hechos de esta naturaleza o que menosprecian la postura de respeto a la diversidad.

Una situación peligrosa, preocupante en un país de diferencias, de grupos diversos conviviendo en un mismo espacio.

Sé valiente!!!! Es lo que puedo decir.

Seamos valientes!!!

Y seamos fuertes para seguir expresando lo peligroso de avalar esta violencia, seamos valientes para reclamar nuestra igualdad en derechos, porque todos somos ciudadanos, porque todos debemos tener las mismas oportunidades.



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